Asociar la idea de democratización de la información a la idea de gratuidad es desconocer que alguien paga por la producción de eso que llamamos noticias. Y si paga establecerá las condiciones en las que circula ese producto. También es ignorar la diferencia entre información y comunicación, siendo esto último lo que hacen los periódicos digitales.

Y para que esa discusión tenga verdadero sentido, debemos saber las consecuencias de una u otra elección, para no quedarnos en la falsa idea de “gratuidad = democratización”.

En internet hay libre acceso pero eso no quiere decir acceso democrático. Ese libre acceso tiene un costo económico que nosotros no pagamos con dinero pero si con la calidad de las noticias que consumimos a diario y su verdadera relevancia.  Esa es la razón por la cual también se torna necesaria y valiosa la reflexión sobre acceso gratuito a las noticias o muros pagos.

La transformación de la información en noticia para su difusión requiere del trabajo de redactores de contenido que por ello cobran un sueldo. Sin redactores no hay contenido, como sin ingreso de dinero no hay periódico digital. Las formas de monetizar un sitio en la web son diversas, pero al fin de cuentas todas se reducen a dos ideas fuerza: dependencia extrema de factores externos y crecimiento del volumen de visitas para que el negocio siga creciendo.

Democrático no significa gratuito y usuarios no es igual a lectores

Parece un simple slogan o un juego semántico poco original, pero entraña el verdadero dilema.

La fórmula más páginas vistas = más impresiones publicitarias = mayores ingresos  fue (y en muchos casos sigue siendo) el pilar desde donde construir el contenido de los periódicos digitales.

Y en esa carrera, el entretenimiento obviamente es más redituable que las noticias. Así fue como los medios digitales comenzaron a incorporar vídeos virales, fotogalerías curiosas y lo que es más grave: titulares y artículos redactados sin rigor profesional y a partir de fuentes poco confiables.

Esto se tradujo en un aumento de la audiencia exponencial pero no confundir, lo que aumentaron fueron usuarios de los periódicos digitales, no lectores. Los lectores a quienes les interesaba la información veraz, confiable y seria no entendían la razón de ese cambio y más bien se vieron defraudados.

Con esta metódica, de manera implícita, los editores del contenido editorial de los periódicos terminaron siendo los anunciantes. La programática que a ellos les permite hallar audiencias específicas y asociar sus productos a las publicaciones que más consumen fue la que, de alguna manera, pasó a aprobar o vetar los contenidos.

Lo que llamamos entonces democratización de la información, refiriéndonos a su gratuidad no sólo que es falso sino que es engañoso. Esconde lo que comúnmente se denomina clickbait o “ciberanzuelo” o “cebo de clicks”, según su traducción literal.

¿Qué es el clickbait? Se trata de la creación de contenido, no importa su calidad y veracidad, con el único fin de captar clicks, atraer visitas…lo que se traduce en aumento de dinero.  Nuevamente, la fórmula más páginas vistas = más impresiones publicitarias = mayores ingresos, que mencionamos arriba.

La sintética definición de clickbait, (y la nota relacionada) es suficiente para que confirmemos que esta fuente de sustento de los periódicos digitales no es la más indicada cuando lo que queremos, verdaderamente, es proporcionar noticias veraces, confiables y serias. Y sobretodo, favorecer el acceso democrático a la comunicación (no a la información).

El muro pago, la posible alternativa

Durante años los periódicos digitales otorgaron a sus lectores (o a sus usuarios) un producido que implica mucho trabajo: la noticia. Ese es un error que conviene advertir y revertir. Si quienes están a cargo de crear los contenidos no le otorgan el valor y, por consiguiente, el respeto que su trabajo merece, menos lo harán las audiencias.

A su vez, si el sostén económico de un medio digital sólo depende de factores externos la vida de ese medio y la calidad de su producto están en duda a diario.

A partir de aquí es que se esgrime como posible alternativa la idea de “muro pago” para los periódicos digitales. Es sabido que cada medio viene adoptando el modelo que le resulta más conveniente y que las opciones se multiplicarán con el correr del tiempo y la propia implementación.

Lo que es una única verdad es que la democratización de la comunicación no se ve amenazada si tiene un costo para el lector.

A su vez, lo que viene ocurriendo con los sitios de noticias es que sus portadas siguen siendo abiertas y los medios han adoptado diferentes caminos. Por ejemplo eldiario.es solicita un pago al lector cuando éste quiere leer un adelanto. El diario El Mundo lo hace al solicitar acceso a información exclusiva y El Español o El País, cuando por su consumo de noticias mensuales el lector es considerado heavy user.

Los cierto es que los ejemplos anteriores llevaron mucho trabajo de análisis e implementación y no necesariamente se ajustan así como se describe a los medios locales, donde el público es mucho más reducido. Aún resta análisis para encontrar un muro de pago ajustado a los medios locales, pero empieza sencillamente por el contenido.